-Descripcion Fisica

Los pandaren son personas bestias capaces de pararse bípedos como un humanoide, lo que les permite alcanzar grandes alturas. Sus cuerpos están cubiertos por un patrón de pelaje blanco y negro. Su cara suele ser blanca, con orejas redondas y negras y círculos negros alrededor de los ojos. A diferencia del típico panda, tienen patas totalmente prensiles con un pulgar opuesto. Partes de su pelaje también pueden crecer para formar cosas como bigotes y barbas.  

-Historia

Si bien los pandaren son predominantemente una raza amante de la paz, su historia está marcada por la agitación y la lucha. Los pandaren estuvieron entre las razas que se asentaron en las tierras que rodean el Valle de la Flor Eterna aproximadamente 15.000 años antes de la Primera Guerra. Gracias a su naturaleza sabia y pacífica, forjaron un fuerte vínculo con cuatro dioses salvajes que habitaban la zona: Chi-Ji, Niuzao, Xuen y Yu’lon. Refiriéndose a los dioses salvajes como los “Augustos Celestiales”, los pandaren formaron un sistema de adoración en torno a los cuatro y, a su vez, los Celestiales otorgaron a los pandaren conocimiento y los ayudaron a perfeccionar sus vínculos con la filosofía y la naturaleza. Incluso en las épocas anteriores al antiguo imperio, hay evidencia de que el amor pandaren por el aprendizaje había creado poemas épicos, agricultura y medicina.  

-Sociedad

Cada pandaren pertenece a un shao’din, que es su palabra para “clan”. La sociedad pandaren ha cambiado desde sus orígenes. Donde antes los pandaren eran un imperio poderoso, que se alzaba con orgullo junto a sus aliados elfos, ahora son un pueblo sencillo que solo quiere paz y un hogar seguro. Sin embargo, el mundo es un lugar peligroso, y solo mediante la aceptación de la violencia que acompaña a la vida podrán los pandaren seguir prosperando. La sociedad pandaren está, en muchos sentidos, compartimentada. En esencia, los pandaren atesoran la paz y la creatividad. La mayoría de los pandaren son poetas y cantantes, y los artesanos de su cultura son verdaderamente venerados. Sin embargo, el peligro de sus vidas ha requerido la evolución de una clase de guerreros para defender esos ideales; son estos guerreros, desde el más simple piquero hasta los grandes shodo-pans, quienes aseguran que la cultura pandaren sobreviva.